Avanzamos por un largo camino que cruza el río varias veces y va ganando altura poco a poco. De frente, siempre el Illimani, desafiando...
Después de un par de horas caminando empieza un tramos de mayor pendiente. Debemos recorrer una arista de piedra descompuesta, en la que hay varios pasos de IIº, es decir, varias trepadas que con el peso que llevamos a la espalda y el calor se hacen durísimas.
Y por fin, depués de más de 5 horas de ascensión llegamos a Nido de Cóndores, exhaustos. Pero, como dice el refrán, a quien madruga dios le ayuda y por ser los primeros en llegar tenemos el privilegio de aposentar nuestras tiendas sobre piedra y no sobre los pequeños penitentes de hielo que hay aquí al lado.
Enseguida llegan los americanos y toda la prole, pero es de agradecer su compañía, porque los guías nos describen la ruta de mañana con todo lujo de detalles.
Aunque estamos a más de 5.000 m la temperaura es muy agradable y podemos estar sin plumífero! La noche es bastante cálida también, pero a estas alturas, como siempre, es muy difícil dormir, que suene pronto el despertador!
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